Las bebidas son fuentes inesperadas de azúcar que fácilmente pasan desapercibidas. Los jugos embotellados o batidos suelen promocionarse como saludables debido a la presencia de frutas y vegetales. Sin embargo, muchas de estas bebidas contienen azúcares añadidos para mejorar el sabor, haciéndonos consumir más azúcar del que creemos.
El hecho de que una bebida lleve etiquetas como "natural" o "sin azúcar añadida" no garantiza una baja cantidad de azúcar. Algunos tés y aguas saborizadas también incluyen azúcares para resaltar su sabor especial. Revisar las etiquetas es crucial para evitar ingerir cantidades innecesarias de dulzura. Optar por preparar batidos en casa permite controlar la cantidad exacta de ingredientes que se incluyen, ajustando el dulzor al gusto personal.
La repostería es un perfecto ejemplo donde la cantidad de azúcar que se consume a menudo se subestima. Tartas, galletas y pasteles no solo llevan azúcar en su masa, sino también en los glaseados o rellenos que los decoran, lo que aumenta exponencialmente las cantidades que consumimos por porción. Si bien son deliciosos y suelen formar parte de celebraciones y momentos especiales, su consumo habitual puede elevar rápidamente la dosis diaria de azúcar.
Muchas recetas caseras también abusan de azúcares sin que sea necesario. Es importante intentar ajustar las recetas para lograr un balance entre sabor y salud. Cambiar a versiones bajas en azúcar o experimentar con endulzantes alternativos puede mantener el sabor sin recurrir a grandes dosis de azúcar. Como resultado, disfrutaremos de la repostería de manera más consciente y segura.